La percepción del color

«El color no existe y no es una característica de un objeto sino una apreciación subjetiva».
Isaac Newton

En 1666, Isaac Newton tuvo las primeras evidencias de que el color no existía tal como se lo piensa. Encerrado en una pieza oscura, Newton dejó pasar un pequeño haz de luz blanca a través de un orificio. Interceptó esa luz con un pequeño cristal, un prisma de base triangular, y percibió que al pasar por el cristal el rayo de luz se descomponía y aparecían los seis colores del espectro reflejados en la pared donde incidía el rayo de luz original: rojo, naranja, amarillo, verde, azul y violeta.

El color es una sensación producida e interpretada por nuestro cerebro, gracias a la luz que entra en nuestros ojos. El cerebro es el encargado de crear la percepción del color realizando una asignación de un color a cada longitud de onda visible.

 

Cómo interviene el sentido de la vista: la luz entra en el ojo a través de la pupila y el cristalino se encarga de concentrarla en la retina, donde estimula los bastoncillos y los conos. La información de lo que vemos se transmite al cerebro a través del nervio óptico.